Me dejaste
acobardada, desolada, desatada, como un dedo sin anillo o una cruz sin sus
alas. Me dejaste atontada, succionada, tan cansada, como el invierno en pleno
día o las sonrisas lastimadas.
Me volví
oportunista, viviendo de migajas, me dejaste sin camisa ni nada que me tapara.
La piel a la intemperie como sollozo vigilado, me dejaste tan ignorante que me
vuelvo a perder a diario.
Me dejaste
encabronada, con las ganas sin salir, un nudo en la garganta que me tragué
hasta morir. Me dejaste enterrada, con la arena en los pies, y yo pensando que
en otra vida me hubiera escapado sin saber.
Me dejaste
tan atada que no recuerdo caminar, me dejaste tan drogada que no puedo respirar.
Me dejaste sin patrañas sin excusas sin llamadas, sin tarjeta de regalo
encerrada en una caja. Me dejaste en el callejón de la calle veintisiete, como
un gato callejero recién salido del vientre.
Me dejaste sin
coartada que explicara mi extraña apariencia, pero sobre todas las cosas, me
dejaste sin presencia.
ART
¿Quién te dijo que yo me fui?
No comments:
Post a Comment