Feb 17, 2014

El pasillo

El pasillo más largo que había visto en toda mi vida. Infinito, eterno. Caminaba y caminaba, terminé corriendo. El pasillo no acababa, no había por donde doblar. Sólo casas enormes que tapaban el sol y parecía de noche en pleno día. Era culpa del pasillo.
¡Más rápido! Corrí y lloré de la desesperación de no terminar. Las casas parecían las mismas, sin techos de colores ni ventanas con cortinas. Las paredes estaban sucias y las ventanas tenían tantas rejas que no creo que entrara ningún rayo de luz por aquel callejón. Correr más rápido, más rápido. No acaba. Se vuelve más largo y no se ve el final de la calle, hasta terminar en una cuesta impresionante, ya no se podía correr. Ni caminar. Ni seguir.
El pasillo se hace más angosto hasta acaparar y encasillar entre casas construidas como ratoneras para quien sabe que jamás podrá pedir más que un callejón con un espacio apenas suficiente para poder dormir, pero jamás descansar. Mientras yo corría me imaginaba al niño que dormía en la cama del tercer piso, con una colchoneta vieja y probablemente mucho frío. ¿Qué haría mañana? Probablemente lo mismo. Seguir corriendo por el pasillo.

ART

Oh las pesadillas.

No comments:

Post a Comment