El peso del sentir en el alma, ¿será tangible acaso?
Es como si le temiéramos
A decir, a sacar.
A dejarnos caer.
Naufragar entre las emociones que nos están inundando siempre.
Pero, ¿cuál es verdaderamente el miedo?
A veces creo que ni el papel podría soportar el peso.
De mis manos, de mis lágrimas.
¿Por qué?
¿Cuánto pesarán realmente los recuerdos?
Al final son siempre modificados y readaptados por nuestra mente, aunque no queramos.
Así funciona.
Entonces, ¿qué recordamos?
¿Lo que nos conviene?
¿Lo que nos hace sufrir?
¿Lo que nos enseña?
¿Lo que nos tortura?
¿Depende?
Medir el peso.
El peso de las intenciones.
De la tan mencionada "luz".
La romantización de la luz es uno de los mayores males de nuestros tiempos.
¿Quién nos dijo que hay que huirle a la oscuridad?
¿A qué llamamos oscuridad?
¿A las emociones desagradables, al dolor quizá?
¿Y entonces dónde queda la inmensidad del cielo en la noche que sólo se aprecia sin la luz artificial? Esa que creamos sin saber que nos iba a arruinar los ciclos cicardianos. O tal vez lo sabíamos, y lo hicimos igual.
¿Por qué?
¿A dónde caen los pesos de nuestras miradas una vez que cerramos los ojos?
¿No es acaso la introspección y la meditación un acceso a nuestro interior?
Un interior que no tiene luz.
Cerrar los ojos es ver oscuridad, ver para adentro es siempre oscuro.
¿Cuál es el miedo?
¿Cuánto pesa esa oscuridad que "vemos"?
¿Se puede medir, pesar?
¿Y qué pasa cuando nos hundimos en ella?
Yo no creo en la luz al final del túnel.
Creo en la belleza de la ausencia de luz.
La ausencia de luz es sinónimo de infinito.
La romantización de las estructuras es otro de los grandes males de la humanidad.
Y su contraparte no le va tan bien tampoco: romantiza la ausencia de definiciones, de lenguaje, el no-decir, el no-ser, para no lidiar con el ser.
¿Cuál es el miedo?
¿Cuánto pesa el miedo?
¿Será realmente equivalente el peso de la tinta al del sentimiento?
Pero, ¿cómo nos expresamos si no es con aproximaciones? Con un quizá.
Quizá sepamos, quizá no.
Al final nada pesa más que en nuestra imaginaria "realidad".
Todo vuela.
Y la luz no existe.
Pero la oscuridad sí.
Y no como una oscuridad aplastante, aunque parezca.
Sino como una oscuridad expansiva.
Como la duda, como el signo de pregunta.
¿Qué sabemos del mar?
Más que lo que deducimos de su infinito movimiento.
¿Cuánto pesa el mar?
¿Será la suma de cada una de sus gotas?
La locura no es más que un síntoma de estar vivo.
¿Cuánto pesará la existencia en un plano universal?
¿Importará acaso si hay luz u oscuridad al final del túnel?
¿Cuál túnel?
¿Tus brazos, quizá?
¿O el olor a café en la mañana?
Qué será del peso de nuestra alma cuando ya no podamos respirar.
El suicidio es la más grande traición a la oscuridad, porque la consume en vez de ser absorbida por ella.
Es la anarquía interiorizada a nivel de alma.
¿Cuánto pesa la libertad?
Unas cuantas gotas de luminiscencia y ya creemos conocer la paz.
Pero la paz no pesa. Y nosotros tampoco.
ART
Algún día volaremos, sin saberlo.