No sé ni en qué momento se me fue Abril. Estaba recostada en mis propias ideas, aburrida de tanta redundancia y harta de esta inocencia tan falsa que a veces me hace quedarme de pie a la par de mis propias decisiones como quien tiene las cosas pero no las puede tomar entre sus manos. Se me resbalaban las palabras tratando de hablar y terminé caminando hacia donde no quería llegar, sólo por caminar.
No sé ni en qué momento me fui de un lado a otro, volví, y aún no sé de qué lado me quiero quedar, porque no se si me pienso quedar o si voy a seguir viviendo en una huida eterna, en una ambigüedad innata como si no supiera explicar lo obvio o como si se me fuera el sentido común por la ventana que dejo abierta en las noches para poder respirar.
No sé ni en qué momento bajé de peso aunque comiera como siempre, y no sé cómo empezó Mayo sin percatarme, sin prepararme. No sé cómo pero me fui de viaje sin maletas y regresé con más de lo que me llevé, pero abriendo los paquetes que me traje los terminé tirando todos a la basura. Regalé más cosas de las que puedo dar y ahorita necesito recargar gasolina como quien viaja de montaña a playa en una noche.
No sé ni en qué momento me interesé en cuestiones materiales más que en las metafóricas para darme un pequeño suspiro de este vacío a mi alrededor, de esta constante queja y negatividad. Me refugié en donde no hubiera nada más que cigarrillos y cobijas, algo de música quizá. Me guardo en las bolsas del pantalón tantas intenciones que no sé por cuál empezar, como si tuviera cadenas en el cuello obligándome a callar. Como si supiera que algún día las podré vaciar, pero no hoy.
No sé ni en qué momento se me volvieron a quebrar las alas y va un año más que se me quitan las ganas de sentirlas de nuevo en la piel, como si también me hubiera aburrido de volar, porque ya el viento no me sube el humor ni me hace vibrar.
Recorriendo mis disparates me doy cuenta que me enoja, me enoja no saber en qué momento se me fue Abril, me enoja no haberte llorado en estos días tan melancólicas. Me enoja sentir que te olvido, me enoja que en Abril recuerdo que me dejaste, y de repente... se me olvida.
No sé ni en qué momento sané, pero cómo extraño llorarte.
No comments:
Post a Comment