Aug 30, 2014

Lego House

Una piedrita de plástico atorada en la rendija de la ventana de una casa de lego, mi casa. Todavía tengo las cortinas desteñidas que compré hace ya tantos años, y parece que no envejecieran, o tal vez es mi vista, que va de mal en peor. Hay otro par de piedras tiradas en las esquinas del cuarto ya que a veces no me da tiempo de limpiar, las sábanas las cambio seguido, y las almohadas son cada vez más. Un poco de rojo y otro poco de azul, muchos cuadros y aún está llena de luz.
Si se viene la tormenta tengo unas cuantas goteras que tapar, pero me la juego con candelitas cuando se va la luz y así no me resbalo mientras cruzo los pasillos. Una casa de lego que construí solita, aunque recibí más de una mano de vez en mes, y aún tengo algunas visitas. Tengo un patio poco común, con árboles en macetas y nada de zona verde real, pero la chimenea le da el calor de hogar que siempre quise.
Mi casa se esconde del viento o por lo menos eso me hace creer, cuando hace mucho frío, a menos que tenga ganas de despeinarme, ahora que tengo el pelo largo es más sencillo. Un closet gigante en el cuarto trasero me ayuda a guardar los adornos de Navidades pasadas, para no acordarme de nostalgias inquietantes, sin necesidar de olvidar. Hay juguetes de plasticina, dentro de una casa de lego que sigue a tu espera, reconstruyéndose a punta de dulces, y quizá un poco de nutella.
Muebles de madera negra y planes de tener más luces en el techo del cuarto, para que parezca Georgia en primavera de mayo. Ceniceros coloridos y unas alfombras viejas, un ronroneo a media noche y las puertas abiertas. Mi casa de lego fue quizá tu estancia menos agradable, pero acá te espera. Con el mismo corazón palpitante y las pestañas ahogadas, con una cruz más lejana y mis manos más blancas.
Acá te espero, aún estoy construyendo, pero tengo cajas enteras llenas de lego que me ayudarán a terminar. Y si no volvés, no importa ya, porque volveré a recoger cada pieza y construiré otra casa que te guste más. Le quitaré las goteras y cambiaré la cerámica, elevaré el cielo raso para que te sintás más libre mientras dormís. Recogeré cada vidrio quebrado de este suelo cansado, y te construiré una casa de lego que te recuerde que te amo.

ART

I'm gonna pick up the pieces, and build a Lego House.

Aug 27, 2014

La página en blanco

Sentado en una silla de madera, alumbrado por la luz artificial de la pantalla, ya llevaba horas intentando idear algo, crear. La mesa estaba al lado derecho de la ventana, en la entrada del pequeño lugar que había alquilado para un único objetivo: Escribir. 
Podía ver su reflejo entre las rejillas, su cuerpo cansado de tanto tiempo sin moverse, y claro, ahí estaba: La página en blanco abierta frente a sus ojos. Se podía escuchar el parpadeo del cursor en la computadora, y el teclado seguía intacto. 
- ¡No puede ser tan difícil! - pensó. Tenía que haber alguna manera de mover sus manos hacia el teclado y enfrentarse a la página artificial en aquél espacio tan vacío, y tan blanco. 
¿Tenía acaso una palabra favorita? ¡Una letra quizá! Lo que fuera para poder iniciar, tocar solamente una letra y de ahí pensar en la siguiente, sólo una, la primera, para poder por fin escribir algo, lo que fuera. 
El cursor seguía parpadeando mientras él miraba hacia los lados, volvía a ver la cajetilla de Marlboro rojo a un lado de la mesa, en su intento fallido por antojarse de fumar. Una página en blanco que después de tanto tiempo seguía erizándolo sin dejarlo respirar.
Estaba en un apartamento lejos del centro, en medio de la nada, frente a unas vías de tren ya bastante calcinadas por donde pasaba el tren todos los días a las seis de la mañana; menos los domingos, por supuesto, que pasaba veinte minutos más tarde. Oh los domingos que son como polvo estelar en la rutina terrestre. 
Seguía intentando escribir como un niño cuando recibe su primer ensayo de tarea, o como un artista frustrado. Ni el encendedor, ni los cigarros, ni el aire fresco montañoso ni la paz en la que se encontraba pudieron curar su mal. ¡No podía escribir!
Pero los miedos son a veces como pesadillas, de las que hay que despertar, y después de tantas horas encerrado en aquel lugar de madera vieja, después de noches enteras de no dormir y escuchar una que otra luz a lo largo, decidió marcharse. Se rindió. 
Se encaminó de vuelta a su ficticia realidad, su vida de hombre de ciudad. Volvió a sus trajes enteros y trabajo diario, a levantarse en las mañanas y ser parte de este teatro. 
Al cabo de los años, cuando la desesperación murió y sin esperarlo, ¡pudo escribir! En la misma página que estuvo tanto tiempo esperándolo, se desvaneció naturalmente como quien llora por primera vez. Y no hubo un sólo segundo después que no se arrepintiera de haber colisionado contra aquella maldición. Ahora, cada noche, tenía que entregarle su alma a la página en blanco, vomitando su vida en palabras escritas y deshaciéndose de ellas, y esa página que ya no era blanca lo consumía día tras día, succionando toda su existencia, arrebatándole hasta lo que no tenía. Hasta que por fin, lo mató. 

ART

Le entregó su alma a la página en blanco, porque no existen pasiones a medias. 

Aug 1, 2014

Espejismo

De rodillas al borde de la cama, con los dedos cruzados y la frente empapada, una niña miraba su cama esperando flotar, y luego sumergirse entre las sábanas para no despertar.
Las nubes son como sueños. o uno que otro deseo, de esos que no decimos, simplemente porque nos da miedo.
Una niña, de rodillas, voló entre las cuatro paredes de un cuarto inexistente, hasta llegar a algún castillo del otro lado del planeta, hasta perder todos sus anillos, por andar jugando, por despistada y sobre todo apurada, tiene que llegar temprano aunque no haya cita con anticipación, la puntualidad es subestimada por tanto humo y globalización.
Había un trozo de mentira entre tanto corazón, había melancolía envuelta y le nublaba la visión, pero estaba de rodillas esperando aquella resurrección, como si la odisea de caminar tantos kilómetros fuera a hacer alguna diferencia entre los renglones manchados de dieciocho años afuera, una turista en un hotel esquinero, y el teatro que nunca cierra el telón.
Quizá era triste verla orando a un Dios que sabe que no le corresponde, porque sólo lo que llevamos tatuado se puede hacer realidad en alguna dimensión inconsciente que decide desafiar la gravedad.
Los pasos de un desconocido son más cómodos si se aprende a caminar, y una niña de rodillas tiene estigmas con los que no quiere cargar.
Los dones son tan ficticios como el odio a la menta en el paladar, porque al fin y al cabo si existen los suicidios es porque nacimos para matar. ya sea a nosotros mismos o a otros que nos da por mirar, pero si pasáramos desapercibidos el olfato no sería un sentido más.
Me ubico entre dos piedras que no me da la gana separar, una busca a la niña y la otra no puede respirar. El trance de alguna puerta abierta puede provocar bienestar, si nos riéramos con la piel de gallina no existiría el arte ni su descendencia angelical, ni los colores tendrían algo que contar.
Las dificultades son inciertas, pues se nos ocurren a ciegas, como sin pensar, y los caminos que creamos no son más que varitas mágicas que pintamos al azar.
Al final de la calle siempre hay una señal, que nos dice que se nos avisó desde el inicio que no había salida ni despertar, y la tinta de los momentos perdidos es la que aprende a volar, y no necesita alas azules aunque estén sin terminar, porque lo que pasa no nos incumbe ni tampoco interfiere en algún palpitar, porque quien se cansa no duerme, y quien despierta no sabe descansar.
Y así morí en el futuro, con un poco de preguntas retóricas en algún pedestal, y mañana una pintura amarilla hará que la luna se nos vuelva a escapar.
Mañana cuando salga el ruido se nos borra la memoria del tacto, e incluso uno que otro lunar, mañana cuando ya no me descubra, seguro me hundiré en altamar.

ART