Me enamoré de la mañana que llegó mientras abría los ojos en medio de autos y humo y algo de sueño. Me colgué de unas cuantas chispas de espontaneidad, tal vez sólo parte de mi imaginación. ¡Quién sabe! Tal vez me pareció más hermoso dormir con luz que tener pesadillas y mientras descansaba al frío del amanacer, me hallé más calmada que nunca.
Brindé por la salud de los pulmones sin la copa de vino, y exhalé el humo que a tantos les parece dañino mientras a mí me llena de vida y explosiones internas, una sensación de placer incomparable, eterna.
No sabía lo que se sentía caminar descalza en el asfalto, pero después de todo no es tan malo. Quizá los pies aguantan más de lo que pensamos, y tal vez, sólo tal vez, ahora prefiero tenerlos descalzo.
Juraría que soñaba mientras veía la luz, pero me colgué de la mañana y me libré de mi cruz.
Ahora que no hay cruz, volvamos a las alas.
ART
Gracias al tiempo por seguir corriendo y sanarme heridas que pensé no tenían remedio. Poquito a poco, a paso lento. Pero firme y honesto (haha).
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