Con algo de locura, y desacierto,
le cuento a las paredes uno que otro deseo
y espero que de noche, mientras duermo,
se proyecten desde el cemento hacia el cielo.
Cuando pienso en el miedo, y las dudas,
me imagino abriendo el paracaídas,
y si siento al filo del instante mi muerte,
sé que esta no será mi última vida.
Con algo de escarcha entre mi tristeza,
sé que puedo respirar bajo el agua,
que me pertenece la densa neblina
que crezco un poquito con cada cana.
La luz de la luna no es mía,
pero puede iluminarme la noche entera,
tal vez podríamos entender de ella
que sí se aprende por cabeza ajena.
Con algo de dolor y vacío
sigo caminando sin perder el hilo,
y me recuerdo que mañana
hará un poquito menos de frío
y un poquito más de calma.
ART
Aprendiendo a tomarme la vida con calma, incluso cuando duele.
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