También está en el punto medio del grosor del vidrio de la ventana del bus, que suele causar tanta melancolía.
A veces me lo topo en los milímetros entre el iris y la pupila, donde se esconden diferentes colores para no sobresalir, en una línea delgadísima, generalmente más clara.
Entre mi alma y mi cuerpo hay una dimensión, alejada de la realidad, que busca el universo en cada esquina, en toda acción.
Entre una pestaña y otra tengo un abismo, donde escondo luces y sombras, que luego me abrazan en cada parpadeo, y me visitan en sueños.
Entre una palabra y otra hay un silencio perfecto, un instante sin sonido alguno que dice más que todas las conversaciones del mundo.
Está ahí, en medio de todas las mentiras de este sinfín de intentos fallidos, en medio del sueño y la realidad, en el límite de un espacio y otro, en ese espacio vacío en el que las partículas casi se tocan (porque en realidad, no se rozan), en ese agujero negro entre el consciente y el subconsciente.
En ese instante en el que sonido viaja de un ser a otro hay una intersección de energía, que sirve de panel, de camino, a veces incluso de guía. También está en el parpadeo de las estrellas que llegan siglos tarde a nosotros.
Es una chispita. Escondida en los espacios, en los silencios. A veces la encuentro, y todo vuelve a tener sentido, ahí, en un instante vacío, en alguna otra realidad.
ART
Entre el cuerpo que camina y el alma que encierra, hay un espacio diminuto con todo un universo concentrado, que une uno con el otro, y los hace vibrar.
¡En vibración armónica bailamos!
ReplyDeleteY a encontrarnos el uno y el otro en el nosotros que conforman esos pequeños grandes espacios.
<3
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