Ojalá pudiera mostrarte un camino al fondo de tu propia pupila, para que entendieras su matiz, pero el mundo gira muy despacio; y yo, pues giro con él.
Entre mis pasos calcinados y aburridos, te recordé. Se me hizo más grande la calle y me encogí como un niño abandonado, pensando que nuestra triste suerte no es más que polvo acumulado, del que no se va.
Al final, algún bar tendrá las suficientes botellas para sostenernos las ideas, y entre lo monótono del alma vieja, te recordaré aún sonriendo, como si de algo valiera.
ART
Las sonrisas son bien mentirosas, pero aún así las quiero.
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