Me he sentido cambiada tantas veces en la vida, que el cambio es ahora más una necesidad que una simple decisión. Necesito sentir historias nuevas, retos nuevos, información diferente adquirida, experiencias distintas, imagen cambiante con pelo de diferentes formas y tamaños, con ropa de distintos colores y procedencias, una constante evolución.
En medio de estos cambios, que tanto me emocionan y a veces suceden sin yo esperarlos o incluso quererlos en ese preciso instante, lo que más me había llenado de calma era que las caras no fueran nuevas, no mis caras, no mi gente, aquellos que viven pegados a las paredes de mis órganos, aquellos que siento que recorren mis venas.
Hoy, siento que me llené las venas de caras que pensé que siempre me serían conocidas, y quizá ya no. Y es que las caras también cambian, ¿y qué hace uno?
ART
Yo me quedé esperando que me calentaras las venas con tu presencia, como siempre, como antes. Y me di cuenta que prefiero mis calles vacías a tu presencia de hoy, tan fría, tan ida.
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