Tengo tantos deseos atascados por el calor de tus manos, que no puedo dormir sin imaginármelas aunque sea un instante. Tengo tantas ganas de conocer tu realidad interna que me pregunto todos los días si calzaré de alguna manera en alguna de tus ilusiones, para hacerte sonreír.
Tengo miles de historias que contarte que me da miedo decir, sobre todo por la diferencia tan abismal entre tu vida y la mía, estas tonalidades tan contrastantes que me vuelven loca.
Tengo necesidad de música nueva cuando pienso en vos, porque me dan ganas de crear, de cambiar, de explotar. Tengo memorias repetidas de cosas que no han sucedido cada vez que vuelvo a ver y te brilla la pupila sin razón alguna.
Tengo ganas de vos, tan exactas, tan adictivas, tan clichés. Me recuerdan mis estados de ánimo prolongados cuando aún existían, me generan un vacío en el estómago, nervioso, casi doloroso.
Tengo ganas de vos y yo sin saber qué saldría de esa combinación, y no sé si son las circunstancias o el clima, si es mi falta de raciocinio o tu coraje escondido, pero muero por enseñarte lo bonito que puede ser sacar el corazón, aunque sea por un ratito; te darías cuenta de que no es de vidrio: son mitos. Tal vez podría ayudarle a ser más fuerte, tal vez podría hacerlo feliz.
Tengo tantas ganas de vos que me mareo al tratar de expresar el desacierto de vivir preguntándome si sólo se irá, y ya. Tengo ganas de vos y tus ojos presos que se han abierto a milímetros a los míos, como algún cajón empolvado debajo de la cama. Abrime los ojos y prometo besarlos con el mayor cariño que te hayás imaginado, tal vez hasta los haga brillar, si me dejás.
Dejame tener estas ganas de vos que me devuelven a la vida hasta dormida, dejame molestarte tocándote la puerta, hasta que te dé la gana dejarme pasar. Tal vez nos den ganas juntos, y terminemos por ganar.
ART
Las ganas no se van.