Jan 28, 2015

Distinguir

En realidad no pude distinguir entre fantasías y acciones, entre los hechos que realmente sucedían y los que yo hacía suceder. No super ver si realmente era, o eran las ganas de ser. Es que qué difícil, tanto empeño, a veces meramente psicológico, en lograr objetivos que de camino pierden su valor, su dinámica. No pude distinguir si ver una muerte era perder a alguien o simplemente continuar sin ellos, cosas tan abismalmente diferentes, sin embargo tan microscópicamente indiferenciables. En realidad me encaminé sin camino y aún no sé qué estoy dibujando con tanto lapicero de color y tanta hoja en blanco.
No tenía idea de que la quería, hasta que amenazó con marcharse y me hizo correr, buscarla, jalarla de vuelta y proyectar la energía para que se quedara. No supe lo poco que en realidad la quería, hasta que se fue y no me dio más que ira. De la banal, de la insignificante frustración de hablar con alguien que no escucha, o peor aún, tratar de oír a alguien que no habla. Ni siquiera hablamos.
Es que el distinguir está en cada pupila, y a las mías, por más que les encantan los matices de grises, no les da por engañarse: el negro es negro. No es no.
Con un par de enseñanzas a medias, formadas más por las ganas de aprender del receptor, que las ganas de enseñar de la susodicha, me siento como un vaso que no puede decidir si está medio lleno o medio vacío porque está justo a la mitad. Ni más ni menos, ni mucho ni poco, ni triste ni feliz. Sólo neutro, como quien se queda dormido inconscientemente, y amanece en otro lugar. Así.
En realidad no pude distinguir entre sentimientos y emociones, entre la taquicardia y las mariposas, entre ilusiones y la verdad. Me fui tal como llegué, sin saber a qué iba, y aún no lo sé; pero me fui en un intento fallido de despedida, y no pienso volver.

ART

Nadie distingue de la misma manera.

No comments:

Post a Comment