Aug 30, 2013

Pero fue un día gris.

Era un día gris, ya todos lo sabíamos. Sin embargo, se hablaba del color del sol, del calor de la noche, de la luz por la ventana. La mentira nos corroe a todos por las entrañas, como aire, o tal vez como sangre.

Llegó a mi vida el reto menos importante pero más esperado, de esos que uno quiere por el hecho de que no son retos, por la mediocridad que tanto amamos aunque en otros la critiquemos, por las acciones que sabemos hacer porque algún ingenuo nos hizo creer que así era. Pero no. En realidad no sabemos. No sabemos nada.

Era un día gris con un reto insignificante. Como una computadora sin prender a media noche, como una taza de café manchada en el borde, o aún más molesto, con café calentado en el microondas, ¡pecadores!


Mientras se hablaba de la luz del día gris, un rayó atravesó el cielorraso para llevarse consigo las vidas de todo el que reía cínicamente, y desperté. Desperté como si nada hubiera pasado.

Ducha, más café, cigarro. Abrir los ojos y olvidar que un simple día gris se pudo traer abajo el reto más fácil para mí, hacer las cosas bien. Otro cigarro y ya no hay más tiempo para lamentar.

ART

Ya no puedo hacer ni lo que sabía hacer con los ojos cerrados. Ya el piano se me llenó de polvo y las manos no se mueven por sí solas. Ya la voz no me sale ni ronca ni afinada, no sale. Pero pasó el día gris, se lo llevó el humo del cigarro.

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