Dec 23, 2020

Lo que sentimos

Entre las llamadas inconclusas de mis propios impulsos
busco desesperadamente mi punto de balance.

Equilibrio.

¿Será que existe?

¿Hasta qué punto traicionamos al otro
o nos traicionamos a nosotros mismos?

¿Será que necesitamos una disque "evaluación objetiva" de la realidad?
¿O necesitamos confiar más en lo que sentimos?

"Lo que sentimos"

Pero, ¿qué sentimos?

¿Una ráfaga de emociones?
De esas que cambian.

¿Una quietud plena?
De la que no existe.

¿Una mentira que nos ampara?
Para el confort.

O tal vez es una lucha incesante
por deshacernos del ruido
de las construcciones
de nuestra propia piel.

Para llegar al latido
al titubeo
de la desnudez.

ART

Aún no sé si mis letras salen porque me lo pide el alma, o porque quieren que las lean. O tal vez ambas.

Jun 27, 2020

Enana blanca


La locura desastrosa de los pensamientos sabe hacerse camino hasta en los momentos más tranquilos, son siempre un torbellino que arrasa con todo. A veces, cuando llueve, los visualizo como un tráfico de las cinco de la tarde en el centro. Otras, cuando llevo muchos días estudiando a través de la pantalla y extrañando la vida antes de esta computadora, los visualizo como la muchacha despistada que siempre fui, caminando por el pasillo con un bulto y en los brazos toneladas de papeles y libros, estrellándome contra lo que sea y botando todo al piso.

Y es que así son los pensamientos, una atravesada de tonteras mezclada con sabiduría (que todos tenemos), como una bolsa de frijoles de no tan buena calidad, que hay que separar y escoger uno por uno. Así me siento a descifrar mis pensamientos, a separarlos uno a uno, a desechar los que cumplieron su vida útil (o no la tuvieron jamás), y a cocinar los que sirven.

Me encuentro siempre con las mismas recurrencias: ¿Por qué siempre llueve cuando no estoy preparada? ¿Y por qué esta vez llevo meses preparándome para la lluvia, justo cuando sé que voy a estar en casa? Este año es la primera vez que tengo un closet listo de pies a cabeza para protegerme contra la lluvia. Este año la pandemia no me deja salir.

Y así es la vida, ¿no? Un sinfín de planes. Pero al final, la incertidumbre gana: Nunca sabemos bien lo que va a pasar.

Lo triste de la soledad, no es la búsqueda de miradas; sino que la llevamos por dentro, atorada. Atascada como un sinsentido del que no se puede huir, como una mancha de vino. Probablemente es la antecedente del sufrimiento, el plan premeditado de nuestro cuerpo para que soportemos existir. Una persona que no conozca la soledad no sabría enfrentarse al mundo.

Los pensamientos se atoran mucho en los porqués, pero también saben moverse como girasoles hacia el sol. Y, si se les riega, florecen.

Me regalaron un árbol. Idéntico al que mamá me enseñó a dibujar de peque, idéntico al que me tatué en el pecho. Es un bonsai. Le llaman "el árbol de las mil estrellas" porque tiene flores blancas y pequeñitas. Me ayuda a meditar. Se llama enana blanca.

Todas las noches, mi enana bota sus flores blancas. Se le caen, se le secan. Y todas las mañanas, cuando le abro las persianas, brotan flores hermosas, nuevas.

ART

Apr 14, 2020

Árbol

No sabía
que podía ser varias.
Varias versiones de mí,
de mis andanzas.
No pensé que crecería tanto,
que germinaría
tanto.
De ser varios pétalos
que caen y renacen,
pasé a ser varias flores,
árbol,
y nance.
Torbellino,
volcán,
estrella.
Ayer fui un cometa
y hoy soy tierra.
Una raíz que se baña
en la lluvia cada madrugada.
Una quebradura que sana
al borde de esta tempestad.

ART

En medio de estas tormentas mundiales, rupturas emocionales, caminos que se quiebran y planes desbaratados, me recuerdo que entre este dolor, estoy orgullosa de seguir transformándome. Quién diría que no sólo cambiamos, sino que mutamos y nos regeneramos. Hoy soy otro árbol.