Feb 2, 2017

Yana

A las notas del piano que fallé, les pido me perdonen por mis torpes dedos, que a veces resbalan por culpa del sudor de los nervios, de la falta de entendimiento. No me arrepiento de haberle dado vida a aquel piano, por más que desafinara más de una nota por mi mala memoria, que es tan selectiva y tan inconsciente, tan mía y tan ajena a mi escogencia y a mi placer.
Tocaba piano en memoria de quien me escuchó con gozo, con sonrisas nostálgicas por más que decía que odiaba las despedidas. En realidad me acurrucaba en sus ojos brillantes que me veían como si fuera yo la que componía, y yo que ni sabía lo que hacía.
Ella recordó la primera vez que escribí, y yo que no tengo idea de lo que hablaba. Le leí algún poema sin sentido a los seis años por teléfono, y décadas después supimos que no le mentí, que escribí, y se lo regalé.
Se me fue abandonando a una bola familiar explosiva, llorando todos sin saber cómo afrontar una pérdida tan fuera de lugar, tan desapercibida. Aún no sé como te nos fuiste sin decir adiós, sin explicarnos que ya no podías.
Yo aún no caigo en cuenta de que tu ausencia va a ser eterna, que no es una nota de piano que fallé mientras te tocaba que puedo corregir la segunda o tercera vez que lo intente, la próxima vez que te toque. No habrá próxima vez, pero espero que el sonido si llegue a donde estés.

ART

Te recuerdo con cada sonido de piano en mi memoria, y se me viene encima toda la música como explosión solar. Aún no entiendo por qué no estás.

No comments:

Post a Comment