Entre las llamadas inconclusas de mis propios impulsos
busco desesperadamente mi punto de balance.
Equilibrio.
¿Será que existe?
¿Hasta qué punto traicionamos al otro
o nos traicionamos a nosotros mismos?
¿Será que necesitamos una disque "evaluación objetiva" de la realidad?
¿O necesitamos confiar más en lo que sentimos?
"Lo que sentimos"
Pero, ¿qué sentimos?
¿Una ráfaga de emociones?
De esas que cambian.
¿Una quietud plena?
De la que no existe.
¿Una mentira que nos ampara?
Para el confort.
O tal vez es una lucha incesante
por deshacernos del ruido
de las construcciones
de nuestra propia piel.
Para llegar al latido
al titubeo
de la desnudez.
ART
Aún no sé si mis letras salen porque me lo pide el alma, o porque quieren que las lean. O tal vez ambas.